miércoles, 24 de agosto de 2011

Caminito de la Escuela

-Columna Publicada en el Periódico "La Semana Ahora" en su edición núm. 542-

Recuerdo que el regreso a clases siempre fue un parto con dolor. Esos lunes donde, estar listo para ir a la escuela, era todo una ceremonia.
“A ver a qué hora te vas a levantar, escuincle. Es la tercera vez que te vengo a despertar”. Mamá pero si son los primeros días de clases, no va a haber tarea, te lo juro. Además, no van a ir todos los Maestros. Mejor me quedo a dormir un ratito, sirve que mañana voy con más ganas ¿va? “Te levantas y te arreglas, ¡y te me bajas esos pelos que no eres ningún CuerpoEspín!”. Má’ pero si es la nueva moda. “Tú y tus moditas. Además, ya tienes 20 años”. No mamá, espérate, no me digas eso, ahorita, ni en la escuela. No me ventiles con mis cuates, qué van a decir de su Napoleón.
Un domingo antes, era hacerse moronitas, como de pan de ajo, para no alistar la ropa y esperar a que dieran las once de la noche, para estar buscando la ropa de gala de los lunes (¿ropa blanca? ¿A quién se le ocurría, poner ropa blanca, como de gala los lunes, cuando uno se ensuciaba más de lo normal? A ver, ¿Por qué blanco? ¿Qué no saben que en la tiendita de Doña Titita vendían un guacamole muy aguado?).
Ese domingo antes, por la noche: ¡Mamá! ¿Lavaste mi uniforme? “Sí, desde el día que saliste de vacaciones”. Pues no está, se me hace que mañana no voy a poder ir a la escuela. “A ver, déjame buscar yo, ustedes nunca encuentran nada, ¡Mira! Aquí está, en el primer cajón. Plánchala y la pones en ese gancho”. Pero mamá, mira, tiene una manchita como de chocomilk, todos se van a burlar de mí, mañana. “No tiene ninguna mancha y ve a plancharla para que ya te duermas, mañana te tienes que levantar temprano. Siempre hay que tener la valentía de llegar puntual”.
Los primeros días de clases escurrían espesos, nadie quería saber qué había pasado en las vacaciones de los demás, todos queríamos dormir o salir a jugar changalalay o a las canicas (no como ahora que juegan a los albures). Los salones se convertían en bocas silentes y sobre el pizarrón, clavada una advertencia en gis: “Hacer un resumen de la página 1 a la 14” (olvidaban que en la página 1, estaba el índice, y que el mensaje del Presidente de la República estaba en las primeras 3 páginas, incitándonos a darle vuelta a la página y no leer su juego de palabras, sobre la libertad, misma que no teníamos al estar enjaulados en el salón del rincón). Las Maestras en la Dirección, platicando los bochornos que les hizo pasar el hilo dental en la playa. Los Maestros, con su gran magín, las imaginaban, caminando como haciendo buches: “pa’ llá, pa’ cá, pa’ llá, pa’ cá”.
Pero, espérense, queridos lectores, eso no les iba a platicar. Yo iba a comentarles sobre los 458 mil 355 pesos, que recibe Elba Esther, por actividades que no desempeña. Eso sin contar su sueldo en el SNTE. Sin contar el sueldo como Maestra y Directora en una Escuela de la ciudad de México. Sin contar lo que cobraba con las dobles plazas, y, sobre todo, sin contar las regalías que le entrega el Museo de Guanajuato, donde exponen una réplica de ella y de todas sus tías políticas.
¡Qué hicimos, qué hicimos, Dios mío, para tenerla enquistada en la educación! ¡¿Por qué, por qué no hiciste una versión gaucha, para que Brasil supiera lo que sufrimos y, así, aprender de ellos, cuando superen el brete del que ahora, nos arrepentimos de profesar?! ¡¿Por qué no puede mejorar la educación?!
Antes de concluir, resulta que, para el próximo ciclo, se suspenderán labores los días 16 de septiembre, 2 y 21 de noviembre, 6 de febrero, 19 de marzo; 1, 5 y 15 de mayo.
“Niño, apaga ya ese Atari y vete a dormir, ya son las 9:30”. Sí mamá, ahí voe.



Y como dijo Sólo: “Los Dejo”.

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