miércoles, 5 de octubre de 2011

Ni perdón ni Olvido II

-Columna Publicada en el Periódico "La Semana Ahora" en su edición núm. 548-

El 18 de septiembre de 1968, el Ejército Mexicano ocupa Ciudad Universitaria deteniendo a todos los estudiantes y trabajadores que estaban en el momento. El 23 de Septiembre, como protesta a las detenciones, el Rector de la UNAM presenta su renuncia. Para este entonces la clase obrera se había sumado a la lucha de los jóvenes.
Esto se convertiría en un escándalo, ya que la renuncia del Rector, llegaba en una fecha cercana al 12 de octubre, día en que México inauguró las Olimpiadas.
Finalmente, el miércoles 2 de octubre llegaron, cerca de cincuenta mil estudiantes en camiones y a pié, hacia la plaza de las 3 culturas de Tlatelolco. Fueron arribando igualmente los soldados que darían muerte a centenares de jóvenes.
En nadie cabía el pensamiento del desenlace. Todos se imaginaban que los iban, posiblemente, a detener.
La matanza inició cuando alguno, de los soldados, lanzó al aire una bengala. Esa era la señal de anuncio de la masacre.
Los soldados comenzaron a realizar disparos contra los jóvenes. Fue un caos, una masa humana que huía entre las calles que yacen de la plaza 3 culturas. Empujones y los cuerpos fueron cayendo.
Los soldados aparecían por todas las calles, los arrinconaron. Inclusive, atacaron algunos camiones que apenas trasladaban hacia la plaza, a jóvenes universitarios. Otros pocos, tuvieron la suerte de que su camión, no alcanzó a llegar a la plaza, de haberlo hecho la tragedia los hubiera devorado.
Monstruos verdes les disparaban desde los edificios cercanos, desde azoteas. Se convirtió en una carnicería.
Es el acto más nefando en el cual, el Ejército Mexicano se ha visto entrometido. Había mujeres en la plaza, en las calles, señores de la tercera edad. Lamentablemente les tocó ser parte de los asesinados, heridos.
No sólo eran balas. Los soldados traían bayoneta en sus armas, lo cual hace más sangrienta la escena, al golpearlos con las armas y después perforarles la vida con la bayoneta. La gente que presenciaba el desastre, veía la lluvia de plomo. Sus ojos se manchaban de rojo.
Tiempo después, el Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, hizo oídos sordos ante la multitud que le reclamaba el atentado hacia inocentes y le preguntaban el por qué los había mandado matar.
José Revueltas, fue capturado y juzgado por ser el autor intelectual del movimiento estudiantil. Él, estaba dentro del Comité de Organización de las Olimpiadas, de donde fue despedido al ser capturado.
Encarcelado en el Palacio Negro de Lecumberri. Nuevamente en prisión, José Revueltas, escribiría una novela corta, posiblemente la más conocida.
Ni Perdón Ni Olvido. Empero, lo más lamentable, es que algunos mexicanos no sepan qué se festeja, pero sí andan, por las venas de la república, armando su propia revolución por el 2 de octubre.
Personas inocentes dieron su vida por exigir mejor educación, mejor trato, un México Mejor. Lamentable que, cuando hay alguien que estorba, que incomoda, lo mandan matar y asunto arreglado. La historia de nuestros días. No respeto a la vida.



Y como dijo Sólo: “Los dejo”.

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