Nube

¿Qué te acongoja mientras que sube

del horizonte del mar la nube,

negro capuz?

Salvador Díaz Mirón en La Nube

¡Diario Dirario! Gritó esta mañana un Pequeño niño de escasos 10 años, con su buen ramillete de Periódicos bajo el brazo, pasaba esquivando los vehículos cuyos choferes muy apenas alcanzaban a verle la coronilla de la cabeza. Uno de ellos desde sus monstruosa camioneta ladró un ¡Quítate Mocoso! ¿Con el grito era suficiente para asustar al niño o hacía falta hacer lujo del claxon?

En ese vaivén de vehículos, el niño desenrollaba su inocencia. Llevaba bajo su brazo un Diario amarillista y poco ético, dicho periódico en su parte posterior, siempre trae una Mujer Voluptuosa al desnudo.

La inocencia es un refractario muy grande y de color café (como los ojos del niño), y aún así no cabe el morbo por pequeño que sea.

Recordando al niño diez minutos antes, lo veía jugar con un globo azul brillante y muy robusto, lo arrojaba al aire, tal vez imaginando que era un pedazo de cielo. Jugaba como nube al rededor del globo cuando éste caía.

5 minutos después llegaron sus padres, sus ropas hablaban por las manchas de lodo que gritaban la presencia de jabón. Le comunicaron que era hora de trabajar. El padre repartió el pan de cada día a dos de sus hijos, esposa y tomó su pedazo del pastel. En la banca se había quedado dormido uno de los tres hijos y por ello el padre optó por no despertarlo, haría él su trabajo. La esfera familiar se partió para dejar salir a los cruceros, del Centro de Durango, a cada miembro de la familia.

Gritos y más escándalos de los claxon distraían la atención estampada, desde la calle hacia la banca donde quedó amarrado el globo. El niño quería terminar pronto para volar y jugar con su pedazo de cielo.

Un descuido enterró las ilusiones de la familia, lo último que pudo ver, en su vida, fue el cielo, el globo que se desamarró y emprendió la huída, corrió y corrió por él. Pero, tal como lo deseó esta mañana, el niño, gracias a un Automovilista, Voló hacia el Cielo.

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