miércoles, 23 de noviembre de 2011

Quijote de noche

-Columna Publicada en el Periódico "La Semana Ahora" en su edición núm. 555-


Ya que estamos sentados, frente a frente, agraciados lectores. No les puedo ocultar mi molestia. La verdad, estas últimas noches han sido muy cortitas ¿Alguien ha puesto entera atención a contar si las horas están durando lo que deben? No verdad.


A veces me da la divaga impresión de que están esperando de que, uno, atraviese al insomnio con el cuchillo del sueño, para girar las horas a un temple muy veloz. No es justo -piensa la piamadre al mismo tiempo que manotea al aire sus tejidos-. No es justo digo yo, ahora, y agrego: ¿por qué osan con las horas de esa manera?

La noche se hizo para descansar, me decían mis padres cada vez que quería desvelarme cuando niño.

Jacob, antes de dormir siempre le reza a Dios y encomienda mi espíritu para que pueda dormirme temprano y no esté dando lata en pos del sueño por toda la habitación, embarrándola de la desesperación. A veces –dice- pareces Don Quijote cabalgando por la noche sin Sancho Panza que te secunde. Y es ahí cuando le explico:

En casos de Insomnio, la persona afectada se levanta en armas silenciosas, recorre el campo de batalla y arrastra su mundo envuelto en sábanas. Herido de cansancio, más no de sueño, se dedica a ocultarse bajo la rocosa almohada.

Rueda de un lado hacia el otro, cual perro arrepentido. Se voltea sobre su costado diestro, se quita los ojos y se los pone en las manos. Imagina, iluso, que es el momento de caer en sueño. Pero, ve hacia arriba y luego de respirar agitadamente, se vuelve a colocar los ojos en sus cuencos.

Una vez más, gira sobre su propio eje ciento ochenta grados y, aproximadamente, en un lapso de doce segundos contando mentalmente, permanece impávido. Se desespera, se desgreña y regresa a la posición antigua.

Pasa por todos los pueblos en su caballo de tic-tac, pasa por todas las posiciones fetales más cómodas sin lograr su objetivo. ¡¡Vamos -se anima- muere día, déjame dormir!!

¿Cómo es que ahora ando tan lejos del sueño? ¿En qué momento lo rebasé? ¿Había comenzado la rutina insómnica de la manera equivocada? Son tantas las preguntas que se ramifican que ni así avanza la noche y la desesperación toma del cuello.

Dos horas dura la rutina, dos. Cuando apenas se cierra los ojos, ya es hora de levantarse. Estimados lectores ¿Es un parpadeo el sueño?

“Lo que la persona ignora, es que cuando logra dormirse es media hora antes del momento en que tiene que levantarse. Además ¡ya duérmete! que son las tres de la mañana”, me dice Jacob burlescamente.

Yo me acurruco y cabalgo detrás de los ojos de Dios.

Por cierto. Pasó el BuenFin, ¿Qué compraron, estimados lectores? Los invito a que me escriban y me digan si les adelantaron el aguinaldo.

Debo presumirles que a mí, sí me adelantaron mi aguinaldo ¿alguno de ustedes quiere un chocolate o un mazapán?



Y como dijo Sólo: “Los Dejo”.



Cualquier comentario, acerca de esta cabalgante columna, favor de enviarlo a desdeelapando@hotmail.com

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