lunes, 21 de febrero de 2011

Recuento de los daños

A quien se le haya ocurrido que uno tiene que escribir los domingos por la noche, tengo que decirle que qué poca mother ¿por qué no me consultó? ¿Qué no sabe que los domingos, por la noche, uno se pone a pensar en todo lo que hizo en la semana y lo que dejó de hacer? ¿Qué no sabe las barbaridades que he tragado por culpa de nuestros políticos? ¿No es suficiente? Ok ok.
En este momento tomo “papel puma” y me dirijo hacia la parte trasera de mi memoria, inclino la cabeza hacia abajo, de tal manera que mis dos neuronas romanticonas y miopes se unan, se hagan suyas y así poder escribir con tanta lucidez como jamás López Dóriga hablando del rito.
Por cierto, ya ni tuve tiempo de comentarles, por pereza, que se mandaron con Don Joaquín, sí, ese señor que cada cosa que presenta en su noticiero, abrocha con su comentario usual de: “Es lamentable”. Se mandaron tanto que lo hicieron romper sus lentes de la pena. Se convirtió en un chiste nacional. ¿Pero por qué? Si nada más se le cuatrapearon las ideas y se le conectó la cabeza con el c..odo. ¿A poco no sabían que a nuestros Diputs les pasa seguido? ¿juay de rito?
Les tengo que comentar que este fin de semana comenzó mal, desde el viernes. Ella me dio uno de esos batazos que me hizo recordar mis etapas de la infancia (ya dibodo), he perdido una joya de mujer. No sé por qué lo comento, es una de esas cosas muy personales que uno no quiere divulgar con tanta facilidad, pero acusen a Jacob que es a quien se le ocurrió que uno escriba los domingos. Acribillémoslo a pelotazos.
Bueno, el sábado, visité a una familia que me llena de alegría cada vez que la visito. Saludé a los abuelos de mi ahijada Scarlet, una nena muy encantadora.
Yo no sé por qué los fines de semana y, sobre todo los domingos, uno se levanta muy temprano. ¿Qué no se supone que son para apoltronarse y convertirse en almohada hasta las 12 del día, como la gente normal? Tal parece ser que se me ha quedado la costumbre de levantarme a ver a Chabelo, con la esperanza de que algún día participe en su propio programa y se regale unos pans o un pantalón o cualquier cosa que evite que los niños como yo veamos sus pantorrillas escurridas. Jacob: ¿qué no sabe que uno se levanta con hambre? Fuchi.
Abrochando este espacio informativo (ay si), termino diciendo: Pinches Águilas. ¿Cómo se les ocurre perder contra el Morelia goe? O sea, no saben que los cuerpo de lápiz de André Marín y Martinoli van a sentir orgasmos cada vez que digan, con su defecante léxico “que que que qué, que La Monarquía le ganó al América. Esto es normal, les ganamos el periférico”, perfectos idiotas.
De todos modos, a ver cuándo Azkarragh compra los equipos restantes para que el América luzca.



Y como dijo Sólo: Los Dejo.



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