Insistentemente me preguntaban, que si es locura mía la de pintar la Catedral de Durango de algún color. Por lo tanto y con acento un poco desanimado, les confirmo que no es broma, es verdad (todos dicen ¡aaah!). No es un sacrilegio mío.
El Arzobispo de Durango, Don Héctor González, en días pasados, anunció que podrá someter a juicio ciudadano el color para la Catedral de Durango. Incluso, dijo, se podrá pintar en un costado de la Catedral los colores propuestas para que se analice sobre el terreno de los hechos. Insisto el sacrilegio no ha sido mío.
Jacob me ha pedido que vayamos a proponer que pinten la catedral de un color que ilumine la sensatez de nuestro Arzobispo. Ciertamente, antes la Catedral era de color rojo, pero eso fue antes y nuestros abuelos podrán tener buenos recuerdos.
Aquí en la oficina nadie quiere contarles a sus nietos que, primero, hicieron un circo para cambiar el Reloj de la catedral, mismo que expusieron en la Plaza de Armas con un sello en la frente que propalaba “fotografíese aquí”, para que después nuestro Arzobispo dijese que no le gusta el reloj matarile-rile-ron.
Por lo tanto, hay la sospecha de que dicho reloj, se encuentre sembrado en el patio del jardín de quien, en ese momento, fue la directora de Turismo: Pilar Rincón. A mí no me acusen de tal sospecha hasta que no se compruebe lo contrario.
Estábamos en los colores verdad. Yo pienso que el que pongan todos los colores a los costados de la Catedral, es como pintarle a nuestro Dios las costillas de un color diferente, es inaudito que se le haya ocurrido esto a nuestro Arzobispo, “que elija la gente a ver cuál color le gusta”. Respeto su punto de vista. Empero, es nuestro líder (ay si).
Imagínense estimados lectores, nuestra Catedral pintada a la “pirulí”. Ojalá que mis dos neuronas no digiten bien esta información y no provoquen un colapso en la sinapsis, y que también haya sido una broma de nuestro Arzobispo, una más.
Yo propongo que se quede así. En lo personal me gusta la Catedral sin enjarre y a ¿ustedes?
Por último, a quien corresponda. El viernes pasado vinieron unos trabajadores del Municipio a podar ciertos árboles que están a las faldas de la calle y se fueron, dejando el ramaje en plena calle. Mismas ramas que fueron sujetas a prueba por parte de los chiquillos, usándolas como espadas y atacando al oponente más débil. Ya es martes y la autoridad respectiva no ha venido a recoger el ramaje, si hay alguien entre ustedes que sea del Gobierno levante la mano (no le va a tocar nada de catafixia, como ayer).
El Arzobispo de Durango, Don Héctor González, en días pasados, anunció que podrá someter a juicio ciudadano el color para la Catedral de Durango. Incluso, dijo, se podrá pintar en un costado de la Catedral los colores propuestas para que se analice sobre el terreno de los hechos. Insisto el sacrilegio no ha sido mío.
Jacob me ha pedido que vayamos a proponer que pinten la catedral de un color que ilumine la sensatez de nuestro Arzobispo. Ciertamente, antes la Catedral era de color rojo, pero eso fue antes y nuestros abuelos podrán tener buenos recuerdos.
Aquí en la oficina nadie quiere contarles a sus nietos que, primero, hicieron un circo para cambiar el Reloj de la catedral, mismo que expusieron en la Plaza de Armas con un sello en la frente que propalaba “fotografíese aquí”, para que después nuestro Arzobispo dijese que no le gusta el reloj matarile-rile-ron.
Por lo tanto, hay la sospecha de que dicho reloj, se encuentre sembrado en el patio del jardín de quien, en ese momento, fue la directora de Turismo: Pilar Rincón. A mí no me acusen de tal sospecha hasta que no se compruebe lo contrario.
Estábamos en los colores verdad. Yo pienso que el que pongan todos los colores a los costados de la Catedral, es como pintarle a nuestro Dios las costillas de un color diferente, es inaudito que se le haya ocurrido esto a nuestro Arzobispo, “que elija la gente a ver cuál color le gusta”. Respeto su punto de vista. Empero, es nuestro líder (ay si).
Imagínense estimados lectores, nuestra Catedral pintada a la “pirulí”. Ojalá que mis dos neuronas no digiten bien esta información y no provoquen un colapso en la sinapsis, y que también haya sido una broma de nuestro Arzobispo, una más.
Yo propongo que se quede así. En lo personal me gusta la Catedral sin enjarre y a ¿ustedes?
Por último, a quien corresponda. El viernes pasado vinieron unos trabajadores del Municipio a podar ciertos árboles que están a las faldas de la calle y se fueron, dejando el ramaje en plena calle. Mismas ramas que fueron sujetas a prueba por parte de los chiquillos, usándolas como espadas y atacando al oponente más débil. Ya es martes y la autoridad respectiva no ha venido a recoger el ramaje, si hay alguien entre ustedes que sea del Gobierno levante la mano (no le va a tocar nada de catafixia, como ayer).
Día uno de espera (a ver cuántos días tardan en dar respuesta a mi reporte).
Y como dijo Sólo: Los Dejo.
Y como dijo Sólo: Los Dejo.
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