lunes, 18 de octubre de 2010

tu geek yo ignorante

El pasado sábado, estimad@ lectora y lector, su caballero de la triste figura, aquí presente (acto seguido me levanto, de mi cómodo asiento republicano, para ser visto), asistió a una reunión de las que no dudaría en llamarlas como Geek y como se imaginarán se sentía como mancha, como cuando en un evento hay que ponerse el mejor Frac y uno lleva Smoking.
Al parecer obtuvo pocos pero concisos resultados. Podría sembrarlos en su jardín y esperar hasta primavera.

La historia comenzó con una lluvia sobre la espalda vieja del día, seguida de una buena enjuagada a las pestañas de la silueta solar para, después, colgarse un maravilloso acro iris que ya lo envidiaría Carmelita Salinas.

Ya en el lugar comenzaron las bromas y los juegos verbales. Este caballero no entendía lenguajes informáticos así que decidió salir de la penumbra y preguntar.

Después de unos términos opté por no preguntar más y sentarme cómodamente desde la ignorancia.
Entré a las computadoras ajenas como cuando se filtra información veraz y aparecen los “informantes” con su clásico llévele llévele lo nuevo lo new. Obtuve algunas canciones de jazz y unas imágenes comprometedoras de los ordenadores. Nada para presumir.

Agradezco, una vez más, la amabilidad recibida por los jóvenes de #Twittdgo. No, no son amigos imaginarios. Son personas litoralmente guapachosas.

Llegó la hora de partir, tal y como establecen las normas cenicientas. A las doce el carruaje se convierte en un una yunta de bueyes políticos, que liderea nuestro aparato gubernamental, y hay que evitarlos a como de lugar. Partimos a casa.

Por cierto, últimamente se han intensificado los accidentes viales a causa del alcohol y el exceso de velocidad. Exhorto a los competidores a tomar la zona sierra como lugar de competencias. La Ciudad es tan microscópica que es imposible competir. No pongamos en riesgo nuestra integridad y la de personas inocentes. A los motociclistas los invito a usar su respectivo casco astronáutico y no entrometerse en el camino tan inhóspitamente.

Por hoy es todo, una vez más esta columna se desvarió a causa del accidente de descuido inconsciente.



Y como dijo Sólo: “Los Dejo”.

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